Ejercer la medicina en un país como éste tiene varios requisitos, uno de ellos es obviamente un dominio perfecto del idioma, algo que muy pocas personas logran, ya que se requieren años de estudio para hacerlo, y hay que viajar hasta aquí para lograr un perfeccionamiento del mismo.
No solo eso, además hay que pasar un examen que según mis compañeros de laboratorio tiene un grado de dificultad relativamente alto.
En ese sentido, los médicos que venimos a hacer Cursos de Postgrado, llámese solo investigación por un tiempo corto o un PhD de 4 años, como en mi caso, no podemos trabajar individualmente como médicos y para ver pacientes tenemos que ganarnos la confianza de nuestros profesores y compañeros y luego de eso podremos, en la medida de lo posible acudir a Rondas, e incluso colaborar en procedimientos; al estar en un Hospital Universitario, si bien no ejercemos legalmente la medicina podemos participar académicamente en una discusión que traerá un beneficio al paciente.
Así se han desarrollado estos dos años de estudios, la mayor parte del tiempo en el laboratorio y algunas horas a la semana viendo pacientes en la Unidad de Cardio del Hospital Universitario, uno de los más grandes e importantes del País, y uno de los tres centros de referencia para transplante cardiaco en todo Japón.
Por ser un centro sumamente especializado, los pacientes que llegan son de alta complejidad, y por supuesto los instrumentos que se utilizan muestran la tecnología de punta característica de la industria japonesa.
Obviamente la calidad de manejo es excelente por justamente estas ventajas… cuando el paciente es japonés.
El señor K, un paciente de 58 años, natural de otro país asiático y profesor universitario, sufrió hace 3 años un infarto masivo que lo dejó con una insuficiencia cardiaca severa, candidato indudable a transplante que no ha podido encontrar donante, no quedando otra opción que colocarle un dispositivo de asistencia ventricular, una bomba artificial que hace las veces del músculo cardiaco, permaneciendo con ella hasta hace 3 meses cuando decide volver a su país, para ello, solicita el retiro de la bomba.
De eso hace tres meses, el paciente sin embargo estuvo en cuidados intensivos por 2 largos meses y medio, sedado y en ventilación mecánica, por lo complicado de su situación luego de la extracción del dispositivo.
Hace dos semanas se decide despertar al paciente de su sedación, sin embargo sus parámetros respiratorios no mejoran, y se agota con mucha facilidad incluso ahora, 2 semanas después de haberlo despertado.
Los médicos hacen denodados esfuerzos por mejorar sus parámetros pero simplemente el problema persiste.
Y aquí viene un punto importante… el paciente no habla japonés, y los médicos que lo ven diariamente no tienen un inglés fluido, y ni hablar de su idioma nativo.
Uno de mis profesores me comenta el caso y me pregunta si puedo ayudarlos con el idioma, aunque no estoy muy seguro de que es lo que voy a hacer, nada se pierde intentando y los acompaño a ver al paciente
Lo primero, lo saludo y me presento, el esta aun en ventilación asistida, usa un tubo de traqueotomía (un orificio en la tráquea para colocar el tubo de entrada de aire del ventilador) sin embargo, puede respirar a voluntad, el problema es que lo hace muy rápido y esa es la razón por la cual se agota y en horas posteriores necesita el apoyo de la maquina.
Le explico lo que sucede en sus pulmones, como esta el oxígeno, y que es lo que los médicos de planta están intentando hacer, y que es lo que tiene que hacer él para ayudarlos a mejorar su cuadro.
He contemplado muchas miradas en esta carrera, de agradecimiento, de desesperanza, de angustia, dolor y resignación, pero puedo asegurar que pocas como la de este hombre, cuando entre al cuarto el dolor que se notaba en sus ojos era más que evidente, los dos residentes a su lado eran dos postes a los que no les prestaba la mas mínima atención, cuando empecé a hablarle primero se sorprendió, y luego poco a poco con las palabras comenzó a examinar su propia habitación, y había asentimientos de cabeza señal que entendía perfectamente la situación.
Un breve examen, usando el estetoscopio (uno de los mejores tratamientos para la ansiedad dicho sea de paso) hizo lo que no se pudo hacer en estas semanas, bajó su frecuencia respiratoria, manejó mejor sus secreciones, y por lo menos dejó mejor encaminada la rehabilitación que había de realizarse en él.
Acá otro punto aparte, en ese momento me percaté de algo raro, el único que tenia estetoscopio era mi profesor, los residentes simplemente estaban observando, por eso les llamó tanto la atención que yo tome el estetoscopio y revise al paciente mientras le hablaba (los vi por el rabillo del ojo que se miraban entre ellos). Los residentes si bien tocan pacientes (no muy frecuentemente) no pueden tomar decisiones.
Mientras en el Perú el residente es el amo y señor del Hospital, aquí ocurre todo lo contrario, no pueden mandarse solos.
Luego de despedirme, conversamos con mi profesor acerca de las alternativas de tratamiento del paciente, las cuales desafortunadamente no son muchas, y su pronóstico es muy malo.
Hoy fui a ver al señor K, sigue conectado al ventilador, pero respira mucho mejor, esta mas confiado y hace menos movimientos bruscos en pro de guardar energías para su rehabilitación respiratoria y cardiaca. Está mucho mas tranquilo, agradeciendo a todos, y mas a los jóvenes residentes que están a su lado, al menos ya los mira y les hace señas.
En el caso del Señor K, la barrera del idioma fue mas tangible que nunca, casos como él aunque en mucho menor grado de complejidad los hay por montones en estas islas, casos en los que no solo existe la barrera del idioma sino también la cultural (aquí la opinión del medico es incuestionable), que hacen que muchas veces el paciente extranjero mantenga esa desazón de quien se siente en desventaja con respecto a otras personas que pueden comunicarse sin dificultades, por tal motivo talvez encontrarse con un médico extranjero fue para este señor un motivo de tranquilidad ya que hubo quien le pueda explicar punto por punto su problema y como debe comportarse para colaborar en su tratamiento, y eso lo ayudó a relacionarse mejor con su entorno, y con quienes lo ven directamente.
Por otro lado, ejercer la medicina en este país supongo que es, para un extranjero, una experiencia mas que interesante, enriquecedora y gratificante como en todos lados pero al mismo tiempo un desafío en el sentido que implica la interacción de dos culturas, y a un nivel tan íntimo como es la relación medico paciente.
Cada día que pasa veo que tenemos diferentes maneras de ver la medicina, supongo que para ellos lo mío puede ser una pérdida de tiempo y hasta algo obsoleto, así como para mi me parece ilógico tener a 2 médicos para limpiar secreciones cuando podrían estar manejando otros pacientes.
Sin embargo, ya sea con un estetoscopio en la mano o con la mejor metodología de monitoreo invasivo, la finalidad es la misma, el beneficio del paciente y dar lo mejor de uno para que al final del camino, podamos llegar a un buen término o sentir que se hizo hasta lo imposible por ellos.
Como todo en esta vida existen a lo largo del camino barreras que lo dividen, sin embargo estas barreras dejan de ser infranqueables cuando existen personas que saben que el destino de aquellos caminos separados es finalmente el mismo.
Lo más importante es que hasta ahora, felizmente, tanto la mayoría de los médicos peruanos que conozco de toda la vida, como la de los japoneses que he conocido en este corto tiempo, están conscientes de ello.
Ese tipo de sensaciones te reconforta y permite que sigas dando lo mejor de ti en cada paso hacia adelante, el querer seguir formando parte de aquel enorme universo es un estímulo mas que suficiente, da que pensar que incluso al otro lado del mundo, otro médico que fue educado de una manera diametralmente opuesta a la nuestra sin embargo siente la misma sensación de satisfacción cuando un paciente sin voz mueve los labios para decir un gracias, y mucho mas aun al notarse un repentino cambio en esos ojos que ahora pueden descansar mas tranquilos, sabiendo que aunque haya diferencias en el idioma y la cultura, esos jóvenes de blanco están luchando dándole lo mejor que tienen.
Y no me refiero a la tecnología, que ayuda pero no alcanza; sino a un bien mucho mas preciado, ellos mismos.