C. es médico traumatólogo por vocación, ahora vive en la espesura de la selva de Madre de Dios, siempre tuvo y se mantiene en la idea de algún día colaborar en el deporte nacional.
J. es un médico al que el destino en forma de sorteo de SERUMS llevó a Chachapoyas, a una posta a la que hay que llegar en lancha, a dos días de la carretera mas cercana, y quiso ese mismo destino que ahora esa zona tenga un médico que se enamoró de ella y sea el promotor del desarrollo de la misma.
R. es madre y médico, vela por una familia y por la vida de cada uno de los pacientes mayores de 80 años que recibe a diario en sus consultas.
C es médico, biólogo y aventurero, una de esas aventuras justamente lo llevó a encontrarse con un hecho que a la larga, lo condujo a la mayor institución de enfermedades infecciosas en el mundo, desde donde sigue, desde su óptica tan particular, su trabajo y su labor.
J es pediatra, siempre quiso serlo, vive ahora entre sus dos pasiones, su familia y los niños, él tiene el suyo propio, es un padre orgulloso, un buen hijo y un gran amigo.
R quiso ser endocrinólogo desde que pateábamos la pelota y tomamos nuestras primeras cervezas hace 16 años, vive entre su familia con mis dos sobrinos putativos, la medicina, la Universidad, el Hospital, la Clínica y el eterno mundo que esta detrás de aquellas palabras en los textos, el de la búsqueda de un mejor trato para el paciente.
Todas estas personas tienen algo en común, un día hace 16 años vieron sus nombres en un anuncio pegado en las rejas de una Universidad, y desde aquel día en que se sentaron en el mismo salón de clases emprendieron un camino lleno de nuevas experiencias, muchas de ellas con mensajes inolvidables.
Como olvidar la primera vez que se entra a un Hospital con un mandil blanco, o el primer paciente en el curso de Semiología.
Como olvidar las muchas amanecidas alrededor de unas tazas de café y una pila de libros, las juer… perdón fiestas en la Universidad, el curso de medicina tropical en Iquitos.
Como olvidar el externado y el internado, cuando por primera vez eres tu y tu paciente, sin nota de por medio, son “cursos” donde la nota no vale, y donde la palabra “tigre” pasa de ser el nombre de cierto felino a ser el apelativo por el cual todo el mundo te conoce, mientras corres (ojo, corres) por una emergencia o el pasillo de un piso, con órdenes en un bolsillo, jeringas en el canguro, muestras de sangre en la mano izquierda y una bolsa de transfusión en la otra.
Desde aquel día en que todos vestidos con togas y birretes dijeron adiós a su vida de estudiantes, muchos tomaron caminos distintos, todos ellos enriquecedores, todos ellos pensando en continuar su viaje en aquel velero, empujado esta vez por los vientos de sus propios destinos…
Muchas veces nuestros caminos se entrelazaron y volvimos a vernos, incluso compartiendo el mismo lugar de trabajo y la misma vereda en algunas ocasiones, y a pesar del tiempo, siempre los lazos de amistad y de cariño por lo que hacemos permanecieron intactos…
En este sendero que sigue y sigue, encontramos a muchas otras personas que comparten nuestros ideales y la misma pasión por lo que hacemos, incluso en lugares insospechados, como los blogs.
Después de 16 años de haber pisado por primera vez aquel lugar donde aprendí no solo de medicina sino de la vida misma, simplemente puedo decir que es maravilloso seguir sintiendo lo mismo cada vez que lo recuerdo, y saber que, después de todo este tiempo aun perseguimos los mismos ideales con la misma mirada de optimismo que atisba en cada uno de aquellos que deciden llevar este camino.
En este día quisiera enviarles a todos ustedes un abrazo muy grande, mis amigos y compañeros de ayer, de hoy y de siempre, a todos aquellos a quienes conocí en mi corto peregrinar a través de los lugares donde estuve en nuestro vasto Perú, y a todos aquellos jóvenes que viven el día a día con las esperanzas de sus pacientes en las manos, y las suyas propias en sus corazones.
Un abrazo por compartir esta profesión, que más que un oficio o una carrera, es una forma de vida…
FELIZ DIA DE LA MEDICINA PERUANA.