domingo, marzo 21, 2010

Adaptación y despedida

Han transcurrido poco mas de cuatro años desde que el ímpetu, un poco de testarudez y mucho de buena fortuna me trajeron a este lado del orbe, y, pese a que suene un poco trillado, quisiera dejar en este pequeño y cada vez menos transitado rincón de la red unas cuantas acotaciones finales, a pocos días de regresar a la gris, célebre y nunca bien ponderada ciudad de los reyes.
Mucho se puede escribir (de hecho, se ha escrito y se sigue escribiendo) de la vida en Japón, y la mayoría de escritos que he tenido la oportunidad de leer van acompañados de calificativos y/o descripciones hechos de manera bastante sesgada. Asi que pensé, ¿Por qué no uno mas?.
Cuando uno es médico, pues por lógica está acompañado de medicina toda la vida, quiéralo o no; y la medicina te enseña al menos dos cosas: a ser observador y a ser objetivo; dejando muy poco margen a emociones que puedan nublar, y en algunos casos obscurecer completamente el entendimiento; para buena o mala fortuna del médico, dependiendo del caso, éste no solo se comporta de esa manera en el área profesional, sino que dicho patrón está tan interiorizado que forma parte de la conducta rutinaria en todos los aspectos de la vida de esta persona.
Sin embargo, voluntariamente hoy, mientras estoy sentado en un Starbucks en Tokyo, muy cerca de una de las estaciones mas transitadas del mundo, he querido que mi razón descanse por un momento, y deje que otras partes de mi persona escriban el que yo creo es el último capítulo de mi vida en este increíble país.
Un país, creo yo, es antes que nada, su gente; y Japón es justamente eso: Trabajador, perseverante, incansable, paciente, reservado, y poseedor de un espíritu de lucha impresionante.
Japón también es excéntrico (a veces bastante), muchas veces gracioso hasta el cansancio, reflexivo y meditativo hasta la indecisión, y al mismo tiempo, incólume como una roca ante las adversidades.
Japón es Tokyo, un monumento viviente a los avances del ser humano en tecnología; es Osaka y el corazón amable de su gente, cuna de artistas y gente emprendedora; es Kyoto y la historia viva del Japón tradicional que se respira por sus calles; es Nara y sus incomparables campos de sakura en primavera rodeada de alegres ciervos que se confunden entre los visitantes; es también Shikoku y el alma de sus pobladores y los caminantes de los 88 templos, y podría seguir enumerando el significado de Japón hasta el cansancio, desde el mar de Shimonoseki hasta la solemnidad de Hiroshima, y aún no estaría satisfecho de dar mi propia definición.
Llegué a conocer a buenas, excelentes personas, quienes muchas veces nos abrieron las puertas de sus hogares (y eso es mas de lo que puedo decir de mucha otra gente) a mi familia y a mi, y nos dejaron entrar en sus vidas, aprender de ellos y compartir muchas experiencias enriquecedoras, reafirmando que la lealtad y la amistad van mas allá de un idioma, una raza o una nacionalidad, y sí van de la mano con el entendimiento entre buenas personas que se reconocen entre ellas, y dejan que la confianza se transforme poco a poco en una amistad que, de hecho, se fortalece con el paso del tiempo.
Osaka fue la ciudad que elegí como testigo de este camino por estos cuatro años y medio, una joya que es la perfecta transición entre el vértigo tecnológico en Tokyo y la tradicional y milenaria Kyoto; ciudad de comerciantes, de líderes y de artistas; de gente que, a decir de otros, tiene un acento gracioso, pero que creo es perfecto para ellos, gente amable y alegre, tan atenta como presta a la sonrisa y muchas veces a las bromas, y llenos de talento y perseverancia por alcanzar sus metas.
Dejo en esta ciudad cuatro maravillosos años llenos de recuerdos, la mayoría de ellos buenos, y mi eterno agradecimiento como un estudiante extranjero que vino por un diploma y recibió mucho mas sin pedirlo, y a veces creo yo sin merecerlo.
Debo decir que vuelvo a Lima feliz, obviamente porque es mi casa, como yo digo, "mi sitio", con mi gente, y que es donde realmente quisiera explotar todo lo aprendido, y también feliz porque creo que aprendí mucho mas que medicina, que este doctorado no fue sólo de investigación, que los experimentos realizados y concluídos no fueron solamente aquellos doce artículos publicados en el Medline; este viaje me permitió conocer y empezar a comprender tantos puntos de vista que mi obtuso entendimiento había negado sumergido en la ignorancia de los que viven dentro de un tubo e ilusamente creen que es el universo.
Hay, como en todos lados, críticos u otras personas que probablemente estén en desacuerdo con las opiniones que estoy vertiendo aquí; e inicien una lista interminable de cosas negativas respecto a Japón. Pues qué podría decir, nadie puede estar con Dios y con el diablo al mismo tiempo, salvo algunos políticos cuyos nombres no merecen mayor mención, si alguien quiere quedarse con esa imagen de Japón, está en su derecho.
Por mi parte, me llevo lo bueno que Japón me ofreció a manos llenas, nuevas amistades y lecciones para toda la vida.
Me llevo las sonrisas de los niños que se hicieron tan buenos amigos de mis hijas en el colegio, el sabor delicioso de los postres de la madre de una de las mejores amigas de mi hija mayor, la incansable vitalidad de los ancianos que pareciera que estuvieran en todos lados al mismo tiempo, la caída de los pétalos de sakura en abril y la cara de felicidad de mi esposa haciendo un muñeco de nieve en enero con un brillo especial en la mirada, como una niña, frente a la casa.
Me llevo también las interminables discusiones académicas en el laboratorio sobre qué fue primero, si el huevo o la gallina, las reuniones académicas donde me pedían que hable lento y las no tan académicas donde me pedían que hable rápido, me llevo aquella singular sustentación de tesis donde mi profesor, a decir de mis amigos en el laboratorio, asentía con la cabeza y casi recitaba de memoria mis palabras en voz muy baja a medida que yo las iba mencionando, y donde el Jefe de Departamento, para sorpresa mía y de los demás, se levantó de su asiento para felicitarme por el trabajo; y me llevo aquella tarjeta de despedida donde mis compañeros de laboratorio me dejaron escritos sus mejores deseos.
Prepárate Lima, será más que bueno ver nuevamente tu cielo gris panza de burro que veía reflejado aquí en los días de lluvia en Japón, y será todavía mejor escuchar aquellas voces y volver a ver aquellos rostros que tanto tiempo han formado parte de mi vida, y porque no, talvez conocer nuevos rostros y escuchar algunas nuevas voces que sólo he podido imaginar a través de la lectura de sus escritos.
Gracias por todo Osaka.
Gracias por todo, Japón.

jueves, marzo 11, 2010

Adaptación

Estuve revisando escritos antiguos en la laptop y me encontré con un post de hace dos años que nunca llegue a publicar. Lo leí y me pareció interesante compartirlo, dado que mi tiempo en Japón se acaba pronto, pues escribiré a manera de resumen algunas ideas sueltas de todo este tiempo en estas islas.

Hace un tiempo estuve leyendo en diferentes sitios experiencias de extranjeros en estas tierras de oriente, y algo que llamó poderosamente mi atención fue que la mayoría de estas lecturas tenían como fondo una imagen negativa de la sociedad japonesa en general, y no necesariamente experiencias aisladas que puede vivir cualquier extranjero en cualquier lugar del mundo.
Ahora mi familia ha llegado a estas tierras, y como es menester en los niños, pues deben ir al colegio, tener seguro medico (es obligatorio tener al menos uno, en este caso el seguro nacional de salud) etc.
Para ello, fuimos a la Municipalidad de la Ciudad donde vivimos.
Luego de registrarse para obtener sus carnets de extranjería, la misma persona que las registró nos ofreció una cantidad considerable de bolsas de basura (en esta ciudad las bolsas de basura son expedidas por la Municipalidad, y su uso es obligatorio) dado que al haber mas gente en casa la cantidad de basura se iba a incrementar; posteriormente a ello nos registramos para el Seguro Nacional de Salud.
El Seguro Nacional de Salud cuando registra familias enteras da un solo carnet de seguro para toda la familia, además a los menores de 3 años les otorga un carnet especial con el cual el costo de la atención médica disminuye considerablemente.
Por otro lado, para las familias con niños, dependiendo del ingreso anual, hay un bono por parte del estado, este bono es por niño, como parte del apoyo del gobierno hacia las familias.
Tuvimos oportunidad de usar el seguro de salud en algunas ocasiones con mis hijas, y puedo decir que el seguro funciona muy bien aquí, amén del trato de los médicos que, a decir verdad han sido siempre muy amables y han estado acertados en sus diagnósticos y manejo, lo cual me confirma una vez mas que es la falla en la comunicación la que hace que algunos hispanohablantes que conozco, la mayoría de ellos peruanos, tengan que volver a sus países para solucionar sus problemas de salud y volver una vez resueltos estos. Yo no hablo muy bien el japonés, pero entre mi pobre japonés, el inglés que si domino y la terminología médica, pues nos entendemos.
En el caso del colegio, decidimos que mi hija estudiara en un colegio público, primero porque no cuesta y segundo porque queda muy cerca de casa, así que la inscribimos en el colegio que le correspondía a la zona en la que vivíamos, todo se hizo en la Municipalidad, ellos llamaron e hicieron las coordinaciones con el colegio, y fue asi como nos solicitaron que nos reuniéramos con las personas encargadas en el colegio en unos días.
Al acudir a la cita, la reunión fue bastante interesante, la subdirectora y una profesora estaban muy interesadas en saber cual era el nivel de mi hija y cuanto japonés sabia, al enterarse que no sabia nada, pues mencionaron que no había mucho porque preocuparse, ya que ellos tienen experiencia con muchos niños extranjeros, y hasta ahora no han tenido grandes problemas, además habían logrado contactarse con una persona que podría ayudarlos como traductora por un tiempo. Para suerte nuestra, esta persona es también peruana, residente aquí desde hace 30 años, y fue una gran ayuda para mi hija en sus primeros meses en el colegio. Posteriormente pudieron contactar a otra persona, esta vez japonesa, pero que habla un español fluido, para colaborar en la traducción hasta Marzo, una vez comenzado el segundo grado en Abril, pues aparentemente ya no hubo mucha necesidad de traducción dado que las calificaciones comenzaron a mejorar.
Mi hija inició sus clases un 8 de Enero del 2008, ha acudido al colegio de 8 a 3 de la tarde de Lunes a Viernes (reciben almuerzo en el colegio, cuyo costo es asumido por la Municipalidad), hemos tenido varias conversaciones programadas con las profesoras incluidas visitas al colegio y visitas a la casa; donde definen punto por punto las areas que necesitan mayor refuerzo en el aprendizaje del alumno.
Puedo decir que al principio tanto mi esposa como yo tuvimos cierto temor a que mi hija no logre adaptarse completamente al colegio, había dejado un colegio donde había pasado su Educación Inicial y el Primer Grado de Primaria para ir a otro colegio, donde no conocía a nadie y encima…hablaban otro idioma.
Sus progresos y avances hablaron por si solos, en poco tiempo las matemáticas dejaron de ser un problema y el primer 100 llegó pronto, el idioma, que fue la mayor preocupación, con la presencia de una profesora de idiomas y unas niñas que ahora son sus inseparables amigas fue mejorando poco a poco, al punto que mi hija es la traductora oficial de mi esposa en la calle, y lo logro en solo 7 meses.
En el caso de mi esposa, las madres de las amiguitas de mi hija la visitan continuamente y ella esta aprendiendo el idioma tanto con ellas como en una ONG que es auspiciada por la Municipalidad, en esta ONG tienen una guardería donde cuidan a mi hija menor, ahi personal voluntario les enseña a los niños a cantar en japonés, y los entretienen mientras sus madres estudian en el salón contiguo con una profesora, y todo esto por el módico precio de 0 yenes… absolutamente nada.
En mi caso, yo sigo avanzando en mis experimentos, como siempre lo he dicho, la gente de mi laboratorio es un grupo muy unido. Por otro lado, a través de la señora que era traductora de mi hija en el colegio pude conocer a un grupo de personas muy alegres y amables, japoneses todos ellos, quienes tienen un grupo de estudio de idioma castellano, el cual organiza trabajo voluntario, traduciendo algunos libros de japonés al castellano para luego de traducidos llevar una pequeña cantidad de libros al Perú como donación para colegios en los conos; una parte de ellos viaja al Perú una vez al año para entregar los libros personal y directamente a los colegios. Una labor encomiable desde todo punto de vista, más aun tomando en cuenta que son personas mayores (algunos de ellos bastante mayores) que han terminado sus postgrados en Lengua Castellana recientemente.
Dos años y medio en estas islas no son mucho en comparación con otras personas, sin embargo, creo que estas experiencias son válidas para decir que todos tendemos a estereotipar y a generalizar a algo o a alguien cuando no lo conocemos, no lo entendemos, o en todo caso cuando no lo queremos conocer ni entender, la negación es el mecanismo de defensa ante estas situaciones mas usado en la historia de la humanidad.
Sin embargo, dudo mucho que exista en algún otro lugar un sistema que intente dar un soporte adecuado al ciudadano extranjero, y que funcione como este.
Personalmente, me siento agradecido con todas aquellas personas que he encontrado en este camino y nos han permitido a mi familia y a mi disfrutar de una hospitalidad casi hogareña, a pesar del idioma y las costumbres, y este agradecimiento viene con el compromiso de seguir en la brega, y, de tener la oportunidad, talvez retribuir algún día aquella actitud.
Aún nos queda poco más de un año y medio por delante, para conocer nuevas personas, afianzar las nuevas amistades, y quien sabe, talvez de llegar la oportunidad, crear un puente de buenos deseos entre buenos amigos a la distancia.

Hasta ahora me pregunto que fue lo que me motivó a dejar este post en el tintero, la verdad no lo se, lo mas probable es que lo haya olvidado con tantas cosas que han sucedido en estos dos años, aunque es también probable que haya querido saber como acababa la historia antes de escribir un post definitivo.
Habrá una segunda parte, con un final que siempre quise escribir cuando apareció la idea de este post.