Ayer uno de mis amigos aquí en Osaka, australiano, me comentó que su hermano venía de visita, y me preguntó si podía ir a cenar con ellos, que les estaba pasando la voz a otros amigos para reunirnos, ya que no nos veíamos las caras desde hacía 2 meses a pesar de estar en el mismo campus y 4 de nosotros vivir en el mismo edificio, cosas de horarios.
Por supuesto accedí, la reunión fue ayer a las 8 de la noche, mi amigo australiano nos presento a su hermano y nos llevo a un sitio que él conocía, aquí es donde comienza el verdadero relato.
Fuimos a un pequeño restaurante de cocina japonesa, que consiste en una barra con asientos frente al cocinero y unas cuantas mesas para comer arrodillado, el dueño de la tienda, que es el cocinero, mesero, y pronto averiguaría que showman, vestido con pantalones de pescador remangados, una camisa también remangada, y un gorro bastante particular, nos recibió aplaudiendo y saltando de asiento en asiento en frente de la barra, gritando bienvenidos en japonés, yo no sabia si reírme o asustarme, el amigo australiano me dice -tienes que estar pendiente del cocinero-, yo lo miré y puse cara de signo de interrogación, pero no me dijo mas.
Al rato aparece el tipo con una pequeña olla, de la que saco una toalla húmeda hirviendo y nos pasa la voz, al mismo tiempo que nos tira una toalla a cada uno a quemarropa, por suerte los reflejos aun me acompañan, mientras los clientes de las otras mesas festejaban y aplaudían que hayamos agarrado las toallas.
Luego nos dio una jarra mediana a cada uno y nos dijo que nos sirviéramos cerveza del surtidor (te sirves la cantidad que te dé la gana cuantas veces quieras), y vinieron los primeros platos de la cena.
Primero nos trajo una caja de cerámica con carbón al rojo vivo en el interior y una parrilla sobre ella, en unos platos trajo carne y pescado crudos, en otros verduras, hongos, y todo para poner en la parrilla, o sea nosotros nos preparábamos nuestra comida (para los que hayan visto Lost in translation, es mas o menos eso)
Aparece de nuevo el cocinero, esta vez con un globo terráqueo para que le digamos de donde somos, por cada uno que dice su procedencia, el grita a viva voz el nombre del país, y el resto de clientes repetía el nombre y aplaudía (supongo que después de tanta chela gratis, ya la gente estaba en bomba), pero cuando me tocó el turno, el tipo dice PERU!!, y la gente me mira, dice FUJIMORI!! y aplaude, ya que no era el lugar ni el momento solo dije MAY (total, no entienden) y me escondí detrás de mi vaso de chela, mientras mi amigo panameño se mataba de risa.
Seguimos comiendo y el cocinero una vez mas aparece pero esta vez con una botella de vino, un Beaujolais, nos hace jugar yan-ken-po para ver quien es el que va a tomar en la copa mas grande, nos deja la botella y se va, nosotros ponemos cara de ¿Qué pasa aquí? Y mi amigo australiano nos dice que no nos preocupemos, que no nos la va a cobrar (una botella de vino aquí en Japón cuesta como mínimo unos 50 a 60 dólares)
Pero ahí no queda la cosa, poco mas de una hora y varios platos después, nos pasa unos platitos con nori, que es una tela delgada hecha de algas marinas tostadas, con la que se acompaña el arroz para hacer el sushi, en Japón es muy famoso el onigiri, una bola de arroz con un pequeño relleno (que puede ser pescado, frutas), cubierta completamente de nori. Y he aquí algo muy curioso.
De repente el tipo toma una bola de arroz, la cubre de nori, y desde la barra ( al menos a unos 4 metros de nosotros) nos dice, listos?, y lanza el primer onigiri cual jugador de béisbol al primero que encuentra, a buena velocidad; a un amigo belga lo tomo desprevenido y sus reflejos evitaron que el onigiri lo impactara, y en vez de eso el onigiri quedo pegado en la pared, así que el cocinero le tiró otro, pero como tenia que salir en una foto, lo repitió como 3 veces mas hasta que la foto quedó bien, por suerte mi amigo salió bien librado de ese lance.
Luego de terminar de tirarnos los onigiris se acercó a la mesa y se tomó fotos con todos nosotros, unos clientes japoneses que estaban al costado y que no tuvieron la misma suerte (uno de ellos recibió el onigiri en la cara) también salieron en la foto, y nos agradeció por haber venido, sonriente y todavía con mucha energía.
Al final, fueron 3 horas de buena comida, la cerveza no estaba mal, y el show estuvo buenazo, por 2000 yenes (algo así como 15 dólares por cabeza, barato en Japón) comí hasta hartarme, bebí una buena cerveza y me reí como no lo hacía en mucho tiempo. Después de todo, los japoneses también tienen su lado divertido.
Por supuesto accedí, la reunión fue ayer a las 8 de la noche, mi amigo australiano nos presento a su hermano y nos llevo a un sitio que él conocía, aquí es donde comienza el verdadero relato.
Fuimos a un pequeño restaurante de cocina japonesa, que consiste en una barra con asientos frente al cocinero y unas cuantas mesas para comer arrodillado, el dueño de la tienda, que es el cocinero, mesero, y pronto averiguaría que showman, vestido con pantalones de pescador remangados, una camisa también remangada, y un gorro bastante particular, nos recibió aplaudiendo y saltando de asiento en asiento en frente de la barra, gritando bienvenidos en japonés, yo no sabia si reírme o asustarme, el amigo australiano me dice -tienes que estar pendiente del cocinero-, yo lo miré y puse cara de signo de interrogación, pero no me dijo mas.
Al rato aparece el tipo con una pequeña olla, de la que saco una toalla húmeda hirviendo y nos pasa la voz, al mismo tiempo que nos tira una toalla a cada uno a quemarropa, por suerte los reflejos aun me acompañan, mientras los clientes de las otras mesas festejaban y aplaudían que hayamos agarrado las toallas.
Luego nos dio una jarra mediana a cada uno y nos dijo que nos sirviéramos cerveza del surtidor (te sirves la cantidad que te dé la gana cuantas veces quieras), y vinieron los primeros platos de la cena.
Primero nos trajo una caja de cerámica con carbón al rojo vivo en el interior y una parrilla sobre ella, en unos platos trajo carne y pescado crudos, en otros verduras, hongos, y todo para poner en la parrilla, o sea nosotros nos preparábamos nuestra comida (para los que hayan visto Lost in translation, es mas o menos eso)
Aparece de nuevo el cocinero, esta vez con un globo terráqueo para que le digamos de donde somos, por cada uno que dice su procedencia, el grita a viva voz el nombre del país, y el resto de clientes repetía el nombre y aplaudía (supongo que después de tanta chela gratis, ya la gente estaba en bomba), pero cuando me tocó el turno, el tipo dice PERU!!, y la gente me mira, dice FUJIMORI!! y aplaude, ya que no era el lugar ni el momento solo dije MAY (total, no entienden) y me escondí detrás de mi vaso de chela, mientras mi amigo panameño se mataba de risa.
Seguimos comiendo y el cocinero una vez mas aparece pero esta vez con una botella de vino, un Beaujolais, nos hace jugar yan-ken-po para ver quien es el que va a tomar en la copa mas grande, nos deja la botella y se va, nosotros ponemos cara de ¿Qué pasa aquí? Y mi amigo australiano nos dice que no nos preocupemos, que no nos la va a cobrar (una botella de vino aquí en Japón cuesta como mínimo unos 50 a 60 dólares)
Pero ahí no queda la cosa, poco mas de una hora y varios platos después, nos pasa unos platitos con nori, que es una tela delgada hecha de algas marinas tostadas, con la que se acompaña el arroz para hacer el sushi, en Japón es muy famoso el onigiri, una bola de arroz con un pequeño relleno (que puede ser pescado, frutas), cubierta completamente de nori. Y he aquí algo muy curioso.
De repente el tipo toma una bola de arroz, la cubre de nori, y desde la barra ( al menos a unos 4 metros de nosotros) nos dice, listos?, y lanza el primer onigiri cual jugador de béisbol al primero que encuentra, a buena velocidad; a un amigo belga lo tomo desprevenido y sus reflejos evitaron que el onigiri lo impactara, y en vez de eso el onigiri quedo pegado en la pared, así que el cocinero le tiró otro, pero como tenia que salir en una foto, lo repitió como 3 veces mas hasta que la foto quedó bien, por suerte mi amigo salió bien librado de ese lance.
Luego de terminar de tirarnos los onigiris se acercó a la mesa y se tomó fotos con todos nosotros, unos clientes japoneses que estaban al costado y que no tuvieron la misma suerte (uno de ellos recibió el onigiri en la cara) también salieron en la foto, y nos agradeció por haber venido, sonriente y todavía con mucha energía.
Al final, fueron 3 horas de buena comida, la cerveza no estaba mal, y el show estuvo buenazo, por 2000 yenes (algo así como 15 dólares por cabeza, barato en Japón) comí hasta hartarme, bebí una buena cerveza y me reí como no lo hacía en mucho tiempo. Después de todo, los japoneses también tienen su lado divertido.
4 comentarios:
que espectacular
cuando se me ocurra viajar miles de kilometros te voy a patear el kiosko para que me lleves
Que divertido!
Y sí, los japoneses son personas muy sencillas. Tuve la oportunidad de conocer algunos en varias etapas de mi vida y hasta los presidentes corporativos japoneses son muy agradables...
Sigue viviendo aventuras!
Alfredo: Cuando quieras, estas a la vuelta del planeta nomas.
Sarah: Asi es, son personas bastante sencillas, y de trato bastante fácil casi siempre.
Ana Lucía: Asi es, generalmente las mujeres japonesas son generalmente bastante sencillas y amables, de perfil bajo, ahora, aquí en Japón hay costumbres que nosotros tomaríamos como falta de delicadeza, por ejemplo, los hombres jamás ceden el paso a una dama, y si lo haces, te miran un poco raro, es parte de su cultura.
Que loco el ponja. Que mate d ela risa tu experiencia.
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