lunes, agosto 13, 2007

Navegar sin cartas

Lima, Marzo del 2003…
Suena el teléfono en la Unidad de Cuidados Intensivos, estamos el R2 (un muy buen amigo mío), la enfermera y yo (en mis tiempos de R1 y ultima rueda del coche), el R2 contesta…conversa un segundo y cuelga…
-Nam, hay un paciente abajo, lo acaban de traer de provincia-
-¿Qué es?- Respondo con un reflejo, sin quitar la mirada de la Historia Clínica que estoy terminando, un paciente con una hepatitis fulminante complicada con trastornos de la coagulación (en otras palabras, esta sangrando por todos lados).
-Es una intoxicación por paraquat- Mi R2 responde, levanto la cabeza para preguntarle que es eso, el está tan confundido como yo, los dos no tenemos ni idea.
Acto reflejo…al mataburro, nada en el Harrison (la Biblia de la Medicina Interna), nada en el Washington (el mataburro por excelencia, te saca del apuro mas bravo en el momento mas oportuno), nada en los libritos esotéricos que están en la Minibiblioteca de la Unidad de Cuidados Intensivos, salgo corriendo a pedirle la computadora prestada a la secretaria del Departamento de Medicina…entro a Internet… y busco la condenada palabrita…Paraquat.
Entramos a la base de datos de Pubmed, la Biblioteca de Medicina más grande del mundo, para enterarnos que hay como 100 artículos al respecto (en ese entonces, ahora la cantidad se ha multiplicado por 10 aproximadamente), de los cuales unos cuantos son reportes de casos, y solo teníamos acceso libre en ese momento a 2 de ellos.
Imprimimos los artículos y bajamos a la Emergencia.
En las escaleras vamos revisando…herbicida…compromiso respiratorio, hepático y renal…, como con todos los pacientes que ingieren este tipo de tóxicos, el tratamiento es de soporte basico de la vida y algunas otras medidas no estandarizadas mientras se va recuperando, si es que lo hace, la esperanza es casi nula -está hecho- con esta premisa bajamos para ver a nuestro paciente.
Encontramos a medio mundo arremolinado en la Unidad de Shock y Trauma, los nefrólogos trabajando en la hemofiltración que estaban realizándole al paciente, los residentes de emergencia corriendo con las órdenes de laboratorio y 10 sapos de esos que nunca faltan que están rondando en la emergencia.
El paciente viene de un poblado en el Norte del País, trabaja como agricultor y en las ultimas semanas estuvo fumigando unas chacras…y esta semana comenzó a tener dolor abdominal, nauseas, vómitos y los últimos días dificultad para respirar.
-En el Norte, fumigando…- y recordando el calido norte peruano, vino la siguiente conclusión –este paciente ha fumigado solo con un short, el tóxico ha ingresado por la piel y las vías respiratorias, no lo ha ingerido, por eso todavía esta vivo-
Las nauseas, los vómitos y el dolor eran tanto por la intoxicación como por la insuficiencia renal que estaba comenzando a padecer, y el compromiso respiratorio se hacia cada vez mas evidente.
-Nam, hay que subirlo- Me dice el asistente, sedamos e intubamos al paciente y lo pasamos a ventilación mecánica, sigue en terapia de hemodiálisis por tiempo indefinido, hasta que mejoren sus constantes o se terminen de caer.
Hizo Síndrome de Dificultad Respiratoria del Adulto, una condición con un altísimo índice de mortalidad (80%), continuó con Insuficiencia Renal Aguda por un tiempo largo, desarrollo arritmias ventriculares (alteraciones del ritmo cardiaco), y además se complico con una neumonía asociada a ventilación mecánica.
Un mes duro mi rotación, el paciente permaneció en UCI un tiempo mas, saliendo a piso luego de casi 3 meses en la Unidad.
No recuerdo su nombre, aunque recuerdo que era poco común, lo que si recuerdo era su rostro previo al momento de intubarlo, un paciente que estaba prácticamente perdido, dándose cuenta de la gravedad de su situación, y su rostro cuando salió de la Unidad a Piso de Hospitalización, con una pérdida de mas de 40 kilos, pero vivo, y valiéndose por si mismo para las necesidades básicas, 3 meses después.
Recuerdo las muchas discusiones académicas que se hicieron del caso, y los cientos de comentarios de genios que hablaban después que todo había pasado pero que misteriosamente al momento en que las papas quemaban no estaban, o si estuvieron pero simplemente estaban callados viendo como nos las arreglábamos.
Y también recuerdo las discusiones al pie del paciente, las que van en serio, en las que si te equivocas, en un rato llamas al camillero para que venga con una bolsita negra, si alguna vez creí que había aprendido a manejar un ventilador mecánico antes de este paciente, con él me bajaron los humos de un sopapo, los parámetros salían de lo que hay en los libros, había que revisar las curvas una y otra vez, tomar gases arteriales constantemente, y el manejo del medio interno era otro dolor de cabeza.
Cuando acabé la rotación, el Jefe de la Unidad me dijo –Bueno, supongo que te iras contento, has aprendido mas UCI de lo que muchos R2 hubieran querido, no te puedes quejar-
En serio no me puedo quejar, esa rotación de R1 fue bastante entretenida, hubo bastante trabajo, sobre todo de equipo, y si hubo un paciente que recuerdo de aquella rotación entre todos, es justamente este joven agricultor, de quien puedo decir que tuvo la suerte o la iluminación de alguien superior en llegar a tiempo y que las medidas que se tomaron sean las adecuadas, para que todo llegue a un buen término.
El tratamiento y su hospitalización duraron algún tiempo más, hasta que pudo volver a casa, y volvía cada cierto tiempo a sus controles aprovechando para saludarnos.
Cada paciente es un mundo, no está en un libro, ni en la ultima edición del New England Journal of Medicine, casos como este nos dejan la clara intención que debemos recordar que nunca dejamos de aprender, y que la humildad de un sencillo conocimiento hace que el hambre de experiencia sea mayor cada día, se lo debemos a nuestros pacientes.
Sir William Osler dijo una vez

To study the phenomenon of disease without books is to sail an uncharted sea, while to study books without patients is not to go to sea at all.

Nada más cerca de la verdad.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues vaya, la medicina es un mundo apasionante.

Aunque mi ginecólogo me dijo una vez: "no podría ser médico si no creyera en Dios".

Anónimo dijo...

Que satisfacción...recibir a una persona casi moribunda y después verlo irse por sus propios medios...y tù formaste parte de todo eso...

Una vez más Nam...que envidia!!!

MJ dijo...

Absolutamente de acuerdo, la teoría y la práctica (si bien complementarias) son diferentes, pues en el "campo de batalla" las cosas no son siempre como dice en los libros.Y las personas no reaccionan precisamente como lo indican sus títulos.

Saludos Nam

PD. Cambié mi dominio a www.miradaslimenas.blogspot.com

Anónimo dijo...



Que bonita historia Namcito..
debe ser tan gratificante saber que aprendiste algo nuevo salvandole la vida a alguien :)

Me encanto la frase final.


Un besho oye ingrato!!!!

MUAaaaaaa!

Anónimo dijo...

buena la historia

que chevere la comparacion de los libros con la experiencia

un abrazo

El perro andaluz dijo...

El poder salvar vidas debe ser una responsabilidad tan estresante como gratificante.
Lo que voy a aptender ahora mismo, es el idioma inglés.
Saludos.

Nam dijo...

Jajaja, disculpa Allan, es que hay frases que suenan y se entienden mejor en el idioma original, claro si lo conoces; la traducción sería algo asi como:
"Estudiar el fenómeno de la enfermedad sin libros es navegar un mar inexplorado, sin cartas de navegación, mientras que estudiar los libros sin pacientes es como no ir al mar para nada"
Saludos.