miércoles, junio 06, 2007

Detras de las paredes

Muchas veces he escuchado y leído comentarios acerca de la “Deshumanización” de la medicina, y de la falta de “humanidad” del médico con sus pacientes.
No puedo negar que he conocido personas que tienen numero de colegio médico pero que no entran en la categoría de de comportarse como tales, no por sus conocimientos (aunque algunas veces ignorancia y delincuencia van juntas) sino por la actitud que tienen en ciertas situaciones que hacen que se nos califique a todos en ese rango.
Pues bien, la verdad, no me gusta hablar de ese punto, así que mas bien me voy a ir al otro lado, un lado que quizá mucha gente que esta fuera de un ambiente hospitalario desconoce, y ese lado esta relacionado con la labor extramédica de los médicos y los estudiantes de medicina de los Hospitales en el Perú.
Un día Lunes cualquiera en la mañana, todos corriendo de un lado a otro, y se aparece el R2 de UCI con un rollo de monedas en la mano, como cobrador de micro diciendo, -2 lucas, 2 lucas- lo miramos en medio de la emergencia y nos dice que es para la albúmina de su paciente que ya se acaba, y no hay mas, no hay familia como siempre. Hay gente que le da, hay quienes le dan un sol, y él sigue con su búsqueda hasta completar lo que le falta para comprar la albúmina.
Un día de semana cualquiera, mi externa, la de la paracentesis (Que ahora esta haciendo medicina interna en Houston), abre su casillero y se da cuenta que ya se le acabaron los catéteres venosos centrales, tenemos un paciente que requiere monitoreo invasivo y no tiene un cobre como siempre, agarra una bolsita, nos pide una colaboración y se va en busca de los demás externos e internos para asaltarlos.
Esto sucede siempre y cuando lo que necesitan no esta en los canguros y en los casilleros, pero, ¿de donde creen que salen las cosas?
El sistema de stock que siempre han tenido los estudiantes de medicina en los Hospitales se resume en “agarra todo lo que haya y economiza porque te va a faltar”, y es así como en la emergencia uno pide tres cloruros de sodio para endovenoso, el paciente mejora con dos y al irse a su casa se olvida del otro, eso pasa a engrosar el stock de la emergencia. Para quienes vivían pensando que los Hospitales tienen medicinas para emergencias les cuento algo, las cosas que le ponen al paciente grave que llega a emergencia no son del Hospital, son de pacientes que se fueron de alta o fallecieron y que nunca se usaron, la enfermera las tomó y las guardo para que sirvan para alguien más, o el externo o el interno le ganaron y lo tienen en el casillero a espera de necesitarlo, el instrumental es del Hospital, no las medicinas.
Ver al R2 de UCI, a mi externa, o a los internos de emergencia en estas lides son cosas de todos los días en un Hospital del Estado, es más, si a un externo le preguntan cuanto tiempo al día efectivo pasa “consiguiendo” cosas para sus pacientes y cuanto realmente dedicándole a su educación y formación, y obviamente al cuidado del paciente, la respuesta es escalofriante, lo mismo ocurre con el interno, y en menor medida con el residente.
Sin embargo, estos jóvenes deben tener las respuestas en la boca cuando pasa la ronda y tienen que contestar todas las preguntas acerca de las 10 causas del síntoma de su paciente, y de los criterios diagnósticos de la enfermedad que podría tener este otro, acaban el trabajo a las 10 u 11 de la noche y tienen que volver a las 7 de la mañana del día siguiente para comenzar de nuevo, por supuesto habiendo estudiado para la exposición que tienen en la tarde.
Supongo que es por eso que quienes salen tienen otra visión y las cosas se les hacen mas sencillas, en el Perú se hace medicina de la manera más difícil, y a pesar de eso no se hace mal.
Y no solamente se hacen “chanchas”, o se maneja un stock, hay incluso otras cosas que hacen que esta labor sea aun mas anecdótica, uno de mis R1, cuando yo era R3, al ver que uno de nuestros pacientes fue abandonado por la familia, y no había recursos para nada, organizó UNA POLLADA, hizo el trato con una señora y se organizó la pollada, todos colaboramos y se obtuvo dinero suficiente para que se pudieran hacer mas exámenes y llegar al diagnostico del paciente, y sobró para el tratamiento.
Historias como estas hay a pastos, recuerdo siendo interno aquella vez que me fui por mi cuenta de Hospital en Hospital buscando en cada Banco de sangre unos paquetes de crioprecipitado para un niño, o como cuando mi amigo R se fue hasta neoplásicas para gestionar el mismo la plasmaféresis de su paciente con Guillain Barre.
Muchas veces me han sabido decir en mi cara que somos unos insensibles, refiriéndose a los médicos, incluso familiares míos me lo han dicho, e indignados hasta creo que me han reclamado el porque de la “inhumana” actitud de los médicos frente a sus pacientes.
Antes, lo confieso, me reventaba, intentaba dar explicaciones de cosas que no tengo porqué explicar, ya que desde mi punto de vista no existía tal falta.
Con el tiempo entendí qué era a lo que se referían, a veces intento explicar pausadamente que hay que ver con la luz del día para darse cuenta que no todos los gatos son pardos, a veces trato de mencionar cosas como las de arriba, aunque siendo sincero, casi siempre es inútil, quien piensa así seguirá haciéndolo hasta que un hecho puntual reafirme su convicción o lo haga cambiar diametralmente de opinión.
Mientras tanto, yo sigo pensando que a pesar de los problemas y la falta de dinero, mientras hayan internos que corran con un canguro en la mano, y residentes que hagan hasta lo imposible por un caso “perdido”, siempre tendremos un motivo para estar contentos y orgullosos de ser lo que somos, porque sabemos que no se ha perdido el sentido de nuestro humilde oficio, que es, a mi humilde parecer y a pesar de lo que muchos digan, el mas noble de la humanidad.